La columna de un exlinotipista
/ Julián Miranda Sanz
A
|
YER comenzaron oficialmente las
rebajas. Aunque algunos establecimientos adelanten este día, hasta que El Corte
Inglés no las anuncia no podemos considerar que oficialmente sea tiempo de
rebajas.
Este año hemos querido vivir en primera
persona un primer día de rebajas. Aunque para los grandes almacenes son unas
rebajas más de verano, para nosotros son las primeras que disfrutamos en su
primer día.
Para ello nos dirigimos temprano hacia la
calle Preciados de Madrid, el lugar más emblemático de estas rebajas de verano.
Por una parte, acudimos a la cita ilusionados y animados para sumergirnos en un
ambiente del que sólo habíamos oído hablar, y por otra, queríamos saber si los
augurios de bonanza que pregonan desde el Partido Popular son ciertos.
A medida que avanza la mañana la calle
Preciados y sus aledañas adquieren un aspecto festivo y bullanguero. A lo
lejos, en la plaza del Callao, se divisan unas banderas rojas y se oyen
consignas en contra del gobierno. Me topo con una manifestación convocada por
UGT y CC.OO. para protestar por la falta de libertar para realizar huelgas. Ver
para creer.
Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo,
arropados por los cientos de manifestantes y por banderas rojas que hacían
juego con los carteles que anuncian las rebajas, pedían a las puertas de El
Corte Inglés la libertad para algunos compañeros que fueron detenidos por
impedir a otros trabajadores que ejercieran su derecho a trabajar. Entre los
manifestantes estaban los de Coca-Cola, tras conseguir un ERE con el que más de
un trabajador de esta empresa ha visto cómo le tocaba la lotería antes de
Navidad, y algún otro llegado desde Andalucía donde los ERE se han repartido
entre todos.
Para alejarme de este tormento de
proclamas, me refugio en el interior de los grandes almacenes. Recorro varias
plantas. Entre el público que transita por las distintas secciones predomina el
femenino, mientras que los departamentos de caballero son los más vacíos. En
las cajas se agolpa la gente lo que hace pensar que la recuperación que dice el
Gobierno va por el camino que quiere Mariano Rajoy: volver a consumir para
crear puestos de trabajo.
Tras sortear a una señora plena de
satisfacción porque había logrado un vestido que costaba 359 euros por tan sólo
159, llego a la planta de caballeros. En la sección de corbatas y como no hay
muchos clientes, mientras elijo la prenda más apropiada entablo conversación
con una dependienta.
Comentamos las propias rebajas, las
ventas, la crisis y terminamos por la manifestación que hay en la calle y por
la reforma fiscal del señor Montoro. La señorita que me ayuda a tomar una
decisión en mi elección de corbata termina por manifestarme su malestar y el de
muchos de sus compañeros con los sindicatos. Se preguntan estos empleados que
dónde están Cándido Méndez y Fernández Toxo cada vez que El Corte Inglés aplica
el artículo 46 o «el que sea»; qué hacen estos sindicalistas que son capaces de
sacar ERE para todos menos para ellos.
La indignación continúa con la reforma
fiscal que es comparable a la reforma de las comisiones sobre la venta que han
sufrido los vendedores. Me comenta la señorita dependienta que les prometieron
unas mejoras que ahora no ven por ninguna parte. La mayoría de los dependientes
ya no percibe comisión alguna por las ventas que realizan. Y lo de la
conciliación familiar otro cuento como la bajada de impuestos que nos ofrece el
Gobierno.
Después de una buena charla social,
abandono los grandes almacenes con mi corbata comprada el primer día de las
rebajas. Atrás queda una señorita representando el sentir de indignación del
resto de compañeros y en la calle continúan los gritos y las consignas.
Total. Rebajas, como todos los años.
Los sindicatos, como siempre enredando. Madrid, cada día peor. Trabajadores,
quemados por tanta injusticia. Lo único que he visto que ha cambiado es que
ahora los clientes son los que ayudan psicológicamente a los empleados de El
Corte Inglés cuando hace años eran éstos quienes ayudaban a los clientes.
No hay comentarios