
/ Julián Miranda Sanz
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finales de los años sesenta, en una de las
muchas reuniones nocturna-veraniegas que aquella inolvidable «Cosecha del 68»
celebraba en la ribera del Alberche hasta altas horas de la madrugada, Carlos
Santafé, el Boquerón, así apodado por ser nativo de Málaga, nos contó un
chascarrillo sobre Francisco Franco.
Hoy, cuarenta y cinco años
más tarde y con los acontecimientos tan escandalosos que están produciéndose en
España, esta chanza sobre el Generalísimo Franco cobra una fuerza enorme y
adquiere un sentido real lo que por aquella noche sólo era un chiste contado
para pasar el rato y echarnos unas risas.
Por ello, hoy traigo a esta
columna aquel chascarrillo, ya que creo refleja de una forma humorística todo
lo que está pasando en España.
Decía así:
Se muere Franco y sube al
cielo. [Se empleaba esta palabra porque el poder eclesiástico que imperaba por
entonces pesaba demasiado; algunos contertulios interrumpieron la narración para emplear la
frase: «Franco baja al infierno». Aclarado esto continúo.] Llama a las puertas
del paraíso y sale a abrirle san Pedro.
―¿Quién eres y cómo te llamas?
―le
pregunta san Pedro.
―Soy Franco, el jefe
del Estado español y generalísimo de los Ejércitos. Y mi nombre es Fran ―le
responde el dictador.
San Pedro se queda
pensativo y le dice:
―Dirás que te llamas
Francisco.
Entonces, Franco, con
un rictus malicioso, responde:
―Has oído bien, san
Pedro. Me llamo Fran porque el «cisco» lo he dejado en España.
Aquel chiste
que se contaba por aquellos años sesenta y setenta, hoy se ha convertido en una
leyenda viva que comienza a aterrorizarnos a todos los que conocimos cómo era
la dictadura de Franco. Si no hay nadie que cambie todo lo que está pasando en
España, vamos derechos a conocer algo peor de lo de aquella época franquista.