Dos jueces
Por Julián Miranda Sanz
LEO ESTOS días en
los periódicos dos noticias sobre jueces que me dejan atónito.
La
primera hace referencia al juez Castro, encargado del “caso Nóos”. Leo en el
diario ABC: “El juez José Castro fue sorprendido en una terraza de Palma de
Mallorca tomando una bebida con la abogada de la principal acusación del
proceso, Virginia López Negrete. La letrada, jefa del área jurídica del
sindicato Manos Limpias, se citó con el magistrado en una terraza de la zona de
El Molinar, con vistas a la Bahía de Palma, hacia las siete de la tarde”.
Que
un juez y una abogada queden en público para tomarse un refrigerio creo que es
una acción normal y que no debería llamar la atención a nadie. Pero si este
juez y esta abogada están en orillas distintas del “caso Nóos”, entonces la
situación ya no es tan normal y menos cuando días antes hemos podido leer que
“el Ministerio Público solicitó que toda la investigación sea trasladada de los
juzgados de Palma de Mallorca al Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad
Valenciana”.
Con
todos los respetos que me merecen estas dos personas, esta acción de aparecer
juntos tomando una copa y que alguien los fotografíe y esta foto salga en los
periódicos me parece una escena de cine negro cuando una de las parte
contrataba a un detective privado para encontrar el punto débil de un juez y
con ello poder demostrar que la imparcialidad de su señoría era dudosa. Tal vez
toda esta escena peliculera podría llevarse a la actualidad, y así, en este
caso, aprovechando las dudas que pudieran surgir en la opinión pública sobre la
imparcialidad del juez poder trasladar toda la investigación del “caso Nóos” a
la Comunidad Valenciana como solicita el Ministerio Público.
Quizá
el juez Castro no le dé a este hecho la importancia que en muchos sectores de
la sociedad se está dando; sin embargo, entiendo que un juez no basta que sea
imparcial, sino debe parecerlo.
La
otra noticia se refiere a la jueza Ayala, que investiga el caso de los
expedientes de regulación de empleo (ERE) fraudulentos tramitados por la Junta
de Andalucía.
Después
de muchas diligencias, miles de folios escritos, algún que otro detenido, ahora
la jueza Ayala pide la imputación de los expresidentes andaluces Griñán y
Chaves por los ERE fraudulentos de Andalucía. Ahora que precisamente Griñán
deja la presidencia de la Junta de Andalucía y que por ser aforado su
imputación tal vez no sea de la competencia de Mercedes Ayala como así lo
anuncia la Fiscalía Anticorrupción.
Cuando
aparece un caso como este de los ERE de Andalucía, ¿por qué siempre se comienza
a esclarecer el proceso por los implicados que aparecen en los últimos lugares
en cuando a su posible implicación en el procedimiento judicial? ¿No sería más
directo ir en primer lugar contra los máximos dirigentes y a continuación ya se
inculparía a los demás? Total, si no es al final sería al principio, siempre
sale alguna institución diciendo al juez de turno que se está pasando.
Tranquilos,
todo este revuelo se tapará con otro que saldrá enseguida. Siempre ocurre así.
Si
me lo permiten sus señorías quiero confesar una apreciación personal: entre la
forma informal de vestir del juez Castro y el esmero de la jueza Mercedes Ayala
en su vestimenta, me quedo con la exquisitez y elegancia de la jueza. Es cierto
que el hábito no hace al monje, pero ayuda.