CUANDO
creíamos que habíamos superado toda la vorágine ocasionada por precampañas,
campañas y elecciones generales; sorteo de Navidad, compras navideñas o cenas
de empresa y que entraríamos en esa otra rutina de la Navidad no menos
estresante como son las cenas o comidas familiares, o los preparativos para las
vacaciones, entre otras costumbres, una vez más aparece ante este decorado
navideño Manuela Carmena.
La
alcaldesa de Madrid se lanza al ruedo de la Navidad para dejar a los madrileños
unas pinceladas marca de la casa. En esta ocasión, las pinceladas las estampa
en alguna de las varias cabalgatas de Reyes que se celebrarán en Madrid y en el
nombre de determinadas calles con origen franquista de la capital del foro.
Manuela Carmena,
como feminista de pro y amparándose en una ley de igualdad, sustituirá a los
Reyes Magos Melchor y Gaspar, sabios y barbudos varones, por Reinas Magas en un
claro impulso de mujeres al poder. Desconocemos si esta decisión senil de la
alcaldesa de Madrid trae aparejada las instrucciones que indican a los padres,
abuelos y demás familia la manera de explicar a
los niños este cambio en la tradición
de un pueblo y por qué el rey Baltasar continúa siendo representado por un
hombre negro pero hombre, y no se le sustituye por una mujer negra pero mujer.
¿Será algún poso racista de la ilustre alcaldesa o simplemente un olvido
ocasionado por la edad?
Llegados
a este punto de las sustituciones, no nos sorprendería nada que, además de
cambiar a los reyes por reinas, Manuela Carmena hiciera más cambios en los
personajes que integran esas cabalgatas que reparten ilusión entre los niños.
La alcaldesa, dentro de esa carrera de igualdad entre hombres y mujeres, podría
cambiar a los pajes de sus majestades por pajesas; o los camellos que
transportan los regalos por camellas, o a papá Noel por mamá Noel, o al niño
Jesús por niña Jesusa, o al rey Pilato por reina Pilata, y así sucesivamente
hasta cuadrar el círculo del feminismo.
Pero los
devaneos de Manuela Carmena no terminan en la cabalgata de los Reyes Magos y continúan
por las calles con referencia al franquismo que aún quedan en Madrid y por ello
la vetusta alcaldesa del foro cambiará el nombre a más de treinta calles de la
capital, amparándose en una ley sobre la memoria histórica, ahora al cabo de
los años, cuando los nombres de estas calles han soportado el paso de mandatos
socialistas en épocas en las que se repudiaba con más ahínco cualquier signo de
la dictadura franquista.
Todavía
hay más. Otro de los cambios efectuados por Manuela Carmena ha sido el
encaminado a la bajada de los precios en los polideportivos municipales para
que estas instalaciones resulten más asequibles a los trabajadores y
trabajadoras (no vaya a ofenderse Manuela). Esto de acercar el deporte a los
ciudadanos está muy bien si no fuera porque para ello hay que quitar parte de
la partida presupuestaria destinada a la conservación y limpieza de las aceras.
La alcaldesa de Madrid podría darse una vueltecita por los barrios de la
capital y podría ver cómo están de sucias y levantadas las calles y las aceras.
Pensamos que los ciudadanos madrileños tienen otras cuestiones más importantes
que resolver que no sean el cambio de las tradiciones o la sustitución del
nombre de las calles.
Por
último, nos permitimos sugerir a Manuela Carmena alguna idea para el asunto
de la ley de la memoria histórica: cuando se le acaben las calles y los
símbolos franquistas de la capital, acuda a los pantanos y destrúyalos, pues
también recuerdan el pasado del dictador Franco.