En Galeradas
Nacional

Por Julián Miranda Sanz
L
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OS
ciudadanos de Madrid están sufriendo estos días las consecuencias de una huelga
de trabajadores de la limpieza de calles y jardines. Los contenedores y las papeleras
están llenos, por lo que resulta imposible depositar cualquier bolsa en su
interior. Todo se debe a la negociación que los sindicatos mantienen sobre el
ERE que las empresas concesionarias de este servicio pretenden aplicar
a la plantilla de trabajadores.
Entiendo que los sindicatos luchen por
los trabajadores defendiendo sus derechos ante la pérdida de puestos de trabajo
o ante la rebaja de los salarios, entre otras cosas, porque para esto están y
es la misión que deben realizar.
Sin embargo, los sindicatos no han
entendido todavía las formas y las maneras que deben emplear para alcanzar un
acuerdo que satisfaga a ambas partes. Una vez más emplean la fuerza bruta,
destrozando y quemando mobiliario urbano, ensuciando las calles y esparciendo
las basuras por todas partes. Una vez más los piquetes informativos, como gustan llamarse estos «compañeros», son los piquetes salvajes, destructores, violadores de los derechos de los ciudadanos, violentos, decrépitos, que no saben el significado de la palabra «trabajador».
Sólo acuden al rescate del trabajador
cuando la repercusión mediática es grande, pero si hay que luchar por los
mismos derechos que tienen los trabajadores de una tienda que vende tachuelas en
cualquier calle de cualquier ciudad, en estos casos ni aparecen ni se les localiza. Pero
lo peor de estos sindicalistas es que tampoco entienden de los derechos del resto
de los ciudadanos y convierten una ciudad en un muladar de la noche a la mañana
para que se entere la poderosa patronal (otro que tal baila) de lo que son
capaces de hacer si no hay un acuerdo. ¡Vaya forma de dialogar!, compañero.
Los ciudadanos no somos tan guarros, ni
tan descuidados, ni tan insolidarios, ni tan salvajes como ustedes quieren hacer ver con sus
actos groseros e impropios de quienes presumen de defender derechos.
Cálmense, compórtense y, si todavía no saben lo que es dialogar, apréndanlo y,
sobre todo, sean personas civilizadas. Entiendes, compañero.
En todo este asunto hay otro responsable
de la suciedad que ofrece la ciudad de Madrid. Se trata de Ana Botella. También es
responsabilidad suya como alcaldesa de Madrid, pues regir el Ayuntamiento no
significa acudir a los actos de inauguración, pronunciar discursos, mejor dicho,
leer folios, o encararse y acalorarse con la oposición en los plenos que
celebran. Hay que solucionar los problemas que afectan a Madrid y a sus
habitantes como es esta huelga de la limpieza. No puede usted mirar hacia otro
lado, descargando la responsabilidad en las empresas que tienen la contrata o
en los trabajadores o en los propios sindicatos.
¿Ésta es la ciudad que usted, señora
Botella, vendía en la candidatura a los Juegos Olímpicos? ¿Esta es la ciudad
que usted presentaba más limpia que la patena? ¿Esta es la ciudad que atraía a los turistas? Sinceramente, creo que de la
misma forma que no debería haber hijos de papá que ocupasen puestos de trabajo
sólo y exclusivamente por ser hijo de Fulanito, tampoco tendría
que haber ningún político que desempeñase cargo alguno por ser sólo y exclusivamente consorte de…
Interésese por los problemas de Madrid
y defienda los derechos de los ciudadanos de esta ciudad que soporta la mayor
cantidad de huelgas salvajes que pueda albergar ciudad alguna y vaya agilizando
esa ley que va a dejar Madrid niquelado, porque falta le hace. Y al Ayuntamiento, también.
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las grandes crisis el corazón se rompe o se endurece.
(Honoré de Balzac, novelista francés.)