La burbuja y el triángulo
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ECÍA Iñaki Gabilondo en una entrevista
que cuando comenzó con el programa Hoy
por hoy tenía cierta zozobra porque no sabía si el programa estaba
respondiendo a las expectativas que todo el equipo había depositado en el nuevo
proyecto, pero que esa inquietud desapareció cuando El Corte Inglés comenzó a
anunciarse en el programa y fue a partir de ese momento cuando Iñaki Gabilondo
supo que el programa valía la pena. Esta anécdota es fiel reflejo del poder,
tanto mediático como social, que tiene la empresa que preside Isidoro Álvarez.
Casi de forma paralela
en el tiempo han saltada a los medios informativos dos noticias que por
diferentes motivos protagonizan, por una parte, El Corte Inglés y, por otra,
Coca-Cola.
La empresa que nos
proporciona “la chispa de la vida” anunciaba un ERE que afectaba al 30 por 100 de
su plantilla y el cierre de cuatro de sus embotelladoras. Tras unas
negociaciones sindicales, la empresa modifica sus propuestas y hace una nueva
oferta de bajas voluntarias y jubilaciones anticipadas, y que muchos trabajadores
de otras empresas en esta situación firmarían con los ojos cerrados.
Durante este
conflicto de Coca-Cola, la prensa está informando detalladamente y de forma
clara sobre las indemnizaciones que recibirán sus trabajadores. Es tan
cristalina que cualquiera puede saber cuál podría ser su indemnización si
trabajara en Coca-Cola. Por otra parte, tampoco hay ningún temor gubernamental a
que aparezca el titular: “Cerca de 1.200 trabajadores perderán su empleo”.
Meses antes surgió el
conflicto del convenio de los grandes almacenes. Y aunque grandes almacenes hay
varios, el único que cuenta y lleva la voz cantante es El Corte Inglés. Por
ello, los despidos, bajas incentivadas y jubilaciones anticipadas y el titular
de cientos de trabajadores al paro se convirtieron, por arte del poder mediático
que emana el Grupo que preside Isidoro Álvarez, en reajustes de horarios para que
los trabajadores pudieran conciliar su vida familiar. No obstante, el resultado
de ambos conflictos es el mismo: destrucción de puestos de trabajo; eso sí,
unos publicados con cafeína incluida y otros silenciados bajo un triángulo
verde.
A estos ejemplos
podemos añadir otro que aparecía en la prensa hace unos días y que también lo
protagoniza El Corte Inglés. Comenta la noticia que los grandes almacenes
cambian el sistema de incentivos a la venta para sus empleados. El motivo de
este cambio es, al parecer, que el anterior se había quedado obsoleto y con el
nuevo sistema el trabajador ganará más y estará más incentivado. Leída la
información, llegamos a la conclusión de que el trabajador tendrá que
esforzarse mucho más para ganar algo de comisión. Dudamos que los propios
empleados se hayan enterado (nosotros no lo hemos conseguido) de cuál va a ser
su incentivo y cuánto su remuneración económica, ya que una vez más El Corte
Inglés da la noticia sin dar información.
¿O quizá sea la
propia prensa quien silencie o tergiverse la información por temor a que El
Corte Inglés no se anuncie en sus periódicos?
Creemos que los
trabajadores de estos grandes almacenes necesitan una buena terapia. Pero si ya
trabajan en El Corte Inglés, ¿adónde les enviará el psiquiatra?