
/ Julián Miranda Sanz
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IEMPRE he tenido ganas de
que llegara el final de mes, pero en esta ocasión esas ganas se acentúan. Por
un lado, porque cuando veo que me han ingresado la paga recibo una inyección de
alegría que aviva todos mis sentidos y hace que me sienta más optimista y más
alegre (si bien es verdad, tanto el optimismo como la alegría duran poco), y,
por otro, porque este mes de enero del año 2015 el Gobierno me ha prometido que
tendré menos descuentos en mi nómina, por lo que veré incrementado el total de
mis ingresos.
Si a la bajada de
estos impuestos le sumo el 0,25 por 100 que representa la subida de las
pensiones, entenderán ustedes mis ansias por llegar a fin de mes para comprobar
la subida total y ver si puedo darme una alegría con mi parienta. Sin embargo,
los años que he vivido me hacen ser cauto y no lanzar las campanas al vuelo.
Esperemos. Ya faltan pocos días.
Con la llegada de
este 2015 nos llega toda clase de elecciones. Unas elecciones que ya comienzan
a preparar todos los partidos políticos con sus líderes al frente de un equipo
de candidatos que pujan por no quedarse fuera de las listas electorales, ya que
en ello les va su futuro, que no el de los españoles.
Desde mi punto de
vista, creo que en estos nuevos comicios vamos a ver toda clase de
prestidigitaciones por parte de los políticos para hacernos ver que todos ellos
y sus partidos están limpios de polvo y paja y que en adelante vamos a vivir
mucho mejor: la economía se activará, el
empleo crecerá, la corrupción desaparecerá, habrá una clara transparencia en
todos los partidos políticos y en todos sus integrantes, los impuestos bajarán,
los créditos fluirán..., pero ¿y los dineros que se llevaron? ¿Serán
restituidos?
Seamos precavidos
y esperemos para ver si estas promesas se hacen realidad. Por el momento, como
dice aquella canción que cantaban, allá a principios de los años setenta, Mina
y Alberto Lupo, “parole, parole, parole”.
Durante esta
campaña electoral quedarán despejadas muchas incógnitas o, si lo prefieren,
muchos juicios y sentencias. Hay que dar buena imagen y mostrar una rectitud e
inflexibilidad ante la corrupción. Por ello, nos estamos enterando de las penas
de cárcel que se piden para los Barcenas y compañía. Y con toda seguridad
podemos afirmar que sabremos el veredicto final antes de acudir a las urnas.
Por otro lado, en
Andalucía, a pesar de que los socialistas y los andaluces en general andan
mosqueados con Podemos porque les quiere quitar la celebración de la Semana
Santa, también la juez Alaya estará agilizando toda la función que hay montada
con los ERE y los personajes, principales actores y secundarios, de esos
sainetes en los que la corrupción es el principal argumento, para que al caer
el telón de la campaña electoral la trama argumental esté clarificada y cada
intérprete puesto en su celda.
En esta competición
entre los distintos partidos políticos por alcanzar el principal título: el
banco azul del gobierno, no podía faltar el equipo revelación de las
elecciones: Podemos. Una formación que comenzó haciendo unas promesas que eran
las que todos los ciudadanos deseábamos oír, pero que con el soplido de la
realidad y del sentido común se fueron volando y han dejado al descubierto
alguna que otra irregularidad política y moral de los muchachos de Podemos.
Ahora, intuyo que
Podemos ha cambiado la táctica para renunciar a esas promesas tan bucólicas y a
una victoria final particular y para centrarse en la lucha por conseguir
puestos de Champions que les permitan ofrecerse al partido que alcancen una
mayoría relativa para pactar según y cómo determinados asuntos. Este partido
ganador podría ser el Partido Popular y el que más interesa a Podemos para
alcanzar sus metas particulares porque después de las votaciones, querido
ciudadano, si te he visto no me acuerdo.
Por otra parte,
creo que el Partido Socialista anda un poco despistado; en parte, porque hay
una compañera y un compañero (como gusta hablar Pedro Sánchez) que coquetean
con el electorado y no terminan de definirse; por ello, no me extraña que Pablo
Iglesias comience a hacer guiños al Partido Popular como caballo ganador.
¿Y Rosa Díez y
demás formaciones? Pues esos juegan en otra Liga y se conforman con no
descender puestos y mantenerse en esa zona de nadie que les permita vivir los
años que dure la próxima legislatura sin sobresaltos, calentitos bajo el amparo
proporcionado por los votos de los ciudadanos y al amparo de papá Gobierno. Y así
otra legislatura más.