
Kiko Rivera
Por Julián Miranda Sanz
EL
pasado fin de semana dos jóvenes españoles, con edades muy parecidas,
protagonizaron sendas historias para enmarcar en las efemérides. Los dos
protagonistas son personajes muy populares, cada uno a su manera. Los dos
acaparan las páginas de la prensa y los espacios de televisión, por distintos
motivos. Los dos practican el deporte, uno menos que el otro.
El primer personaje se llama Francisco José Rivera Pantoja,
más conocido como Kiko Rivera y más aún como Paquirrín, de profesión, «actividades
artísticas»; el segundo protagonista responde al nombre de Rafael Nadal Parera,
conocido como Rafa Nadal o simplemente Nadal, de profesión tenista. Mientras
Kiko Rivera con una entrevista realizada por Jorge Javier Vázquez en Sálvame Deluxe alcanzó el 21,4 por 100
de cuota de pantalla, estableciendo un nuevo récord de audiencia en el
programa, el tenista Nadal se proclamaba número uno de la ATP. A la mañana
siguiente se hablaba más de las desavenencias familiares y conyugales de Kiko
que de los éxitos deportivos de Nadal.
No es mi intención realizar una comparación entre los dos
jóvenes, cada uno alcanzará los logros que pueda y que la historia ponga a cada
cual en el lugar que les corresponda.
Mi perplejidad se debe a que unas historias tan vulgares puedan
tener un interés tan grande para la sociedad, tanto en televisión como en las
redes sociales, y que se pague una cantidad de dinero tan desproporcionada: se
rumorea en los mentideros de la villa que Kiko Rivera llegó a percibir cerca de
200.000 euros, aunque visto el éxito de la entrevista le ha salido rentable a
Tele 5. Pero este caso no es una excepción, ya que el mismo Sálvame Deluxe y la misma cadena, Tele
5, habían alcanzado cuotas muy altas en anteriores programas con las emisiones
de las entrevistas de Rosa Benito (21,8%), Belén Esteban (20,2%) o Coto
Matamoros (19,6%). Con estos personajes no es extraño que Televisión Española,
para estar a la altura de lo que el público demanda, decidiera cambiar Informe semanal por otro con la misma
entidad cultural que se respira en Sálvame
Deluxe. Que Tele 5 sea una empresa privada y su dinero lo reparta como
quiera, no está reñido con la cultura. Creo que la televisión, pública o
privada, está para algo más que para los cotilleos de mercado.
Si repasamos la biografía de estos personajes que cuentan
sus intimidades, siempre encontramos lo mismo: el que no es «hijo de papá» se
ha casado con un famoso o simplemente ha tenido un momento de gloria y goce con
el personaje de actualidad, y a partir de aquí a participar en programas, en
concursos y a cobrar cantidades vergonzantes de dinero.
Volviendo a Kiko Rivera su biografía puede escribirse en
unas pocas líneas. Cuando era pequeño su afición al fútbol le llevó gracias a
los méritos que proporciona una amistad familiar con Ramón Calderón hasta el
Santiago Bernabéu para realizar una prueba, pero no consiguió superarla. En
esta ocasión no fue suficiente la amistad familiar. No obstante, el muchacho
quiso trabajar sólo siendo Kiko y lo hizo en una asesoría, pero enseguida se
dio cuenta de que encontraría mejor trabajo dejando a un lado su prurito
personal y se hizo relaciones públicas (aquí empresa y trabajador aprovecharon
la fama de «ser hijo de famoso»). También fue perseguido y acosado por la
«prensa rosa». Cuando recobró su estatus de «hijo de mamá» comenzó a trabajar
en televisión y a realizar bolos.
Que una gran parte de la sociedad demande y vea con agrado estos
programas y a estos personajes, me inquieta, ya que ni unos ni otros aportan
nada en beneficio de una formación cultural e intelectual y sí en cómo ganar
dinero fácil y sin esfuerzo, todo un ejemplo que no debemos seguir.