NOS encontramos a poco menos de un mes para las elecciones generales. Los partidos políticos comienzan su campaña electoral y sus respectivos líderes muestran las cartas que tienen para jugar la partida final en las votaciones del 20 de diciembre. Unas elecciones que ya tienen una marca muy particular producida por los recientes acontecimientos terroristas acaecidos últimamente en Francia y Malí.
Estos sucesos protagonizados
por los yihadistas van a marcar el camino de una manera muy especial a todos los
líderes políticos sin distinción alguna durante toda la campaña. La actitud que
estos líderes adopten ante esta escalada de terror que cada día tenemos más
cerca de nuestras vidas tendrá un papel decisivo en el resultado final de las
elecciones generales. Y ellos saben que esto será así.
Si hay un candidato que sabe
muy bien la repercusión que puede tener la decisión que tome sobre cómo actuar
frente al terrorismo yihadista, ese es Mariano Rajoy. El líder del Partido
Popular y presidente del
Gobierno tiene que afrontar estas elecciones con sumo
cuidado en cuanto a la posición que tomará España con relación a la ayuda a
Francia y la participación en Europa en materia antiterrorista. Esta cuestión
le ha llegado a Rajoy en el peor momento de su mandato. El lío del
independentismo de Cataluña o el paro e, incluso, la corrupción de la clase
política en general es peccata minuta
para el presidente del Gobierno si lo comparamos con el posicionamiento, tanto
ante los españoles como ante la Unión Europea, que tiene que tomar contra el
terrorismo.
Mariano Rajoy recordará ahora
muy bien que el Partido Popular ya perdió unas elecciones en 2004. El 11 de
marzo, tres días antes de celebrarse las votaciones, Madrid vivió uno de los
mayores atentados terrorista hasta el momento perpetrado por unos yihadista
radicales en cuatro trenes de cercanías y en la estación de Atocha. Los
populares perdieron aquellas elecciones de 2004, porque José María Aznar tomó
la decisión equivocada: no decir la verdad al pueblo español sobre la autoría
de estos atentados, por una parte, y el posicionamiento que había tomado anteriormente
respecto a la guerra de Irak.
Por todo esto es por lo que
hoy todos los políticos andan mirándose los unos a los otros para ver qué
fichan mueven y bailan en la cuerda floja que los yihadistas han tendido bajo
sus pies al tiempo que meditan y dan vueltas a las posturas que tomarán ante el
terrorismo actual, por una parte, y lo que van a transmitir a los ciudadanos
por otra. Pero la sensación que nos da a nosotros, a los ciudadanos de calle,
es que ningún líder político quiere mostrar sus verdaderas bazas en cuanto al
terrorismo yihadista.
Sin duda, creemos que no nos
están diciendo la verdad y que esta verdad solo la sabremos una vez hayan
pasado las elecciones y los resultados hayan puesto a cada uno en su sitio. Al
hacer esta afirmación no nos dejamos llevar por el poco interés y el escaso
entusiasmo que nos despiertan los actuales líderes políticos, sino que basamos
nuestra aseveración en las maniobras que Rajoy está realizando para mantener
contentos a españoles, franceses, americanos y a europeos en general frente a
las peticiones por parte de Hollande.
Por último, pensamos que el
resultado final de las próximas elecciones del 20-D estará marcado por los
errores que los líderes políticos hayan podido cometer a la hora de contar a
los ciudadanos el papel que representará España en Europa frente al terrorismo.
Y el que más expone a la hora de informar a los ciudadanos es Mariano Rajoy. El anuncio por parte del presidente del Gobierno antes del 20-D de una
participación militar directa en el conflicto terrorista quizá reste votos al
Partido Popular en favor del resto de partidos. Por ello, creemos que no
sabremos el verdadero alcance de tales decisiones hasta después del 20 de
diciembre.