
Por Julián Miranda Sanz
UNA cosa que cada día tolero
menos es pasar una sobremesa solo, sin poder comentar los acontecimientos
cotidianos, tanto los domésticos como los nacionales, con alguna persona que me
acompañe.
Y ayer fue uno de
esos días en que la sobremesa, al igual que la mañana, fue melancólica, sosa y
tristona como si formara parte del cambio horario que cada año nos introduce en
el triste y cambiante otoño, antesala del alborotado y luminoso mes navideño de
diciembre con un noviembre por medio que algún año por las prisas con que
vivimos, por un lado, y la celeridad de las grandes superficies comerciales por
adelantar la Navidad, por otro, no tengo la menor duda de que reduciremos el
mes de noviembre sólo al día de los Santos.
Cuando los
recuerdos se agolpan en mi mente creando una confusión multicolor que
generalmente termina en blanco y negro, acudo al mando de la televisión y, tras
encender el receptor, comienzo un recorrido por todos los canales al estilo de
esas excursiones que realizamos para visitar todos los monumentos, iglesias o
museos de una ciudad en un solo día y que cuando al final de la tarde hacemos
una parada para tomar un refrigerio es tal la madeja que tenemos de estilos de
arte, de historias, de nacimientos de reyes o lugares donde acabó sus días
algún santo que nos resulta difícil encuadrar a cada uno en su sitio, pero que
ha servido, como el ir de canal en canal, para pasar la mañana o el día entero
sin pensar en nada y forzar a la mente a admitir una información que desplaza a
otros pensamientos que pueden terminar en melancolía.
Durante el
recorrido a través de los canales me llama la atención el programa Entre todos que se emite en La 1 de
Televisión Española. La presentadora Toñi Moreno me sorprende por su forma de
presentar a los que van a ser los damnificados de la tarde. Los anuncia
diciendo: “¿Qué tengoooo? ¡Llamada!” y esta presentación la veo más propia de
un vendedor de mercadillo que de una presentadora de televisión.
Se trata de un
programa que ayuda económicamente a gente necesitada y esto me recuerda al
programa Ustedes son formidables que
se emitía en la Cadena Ser y era presentado por Alberto Oliveras entre 1960 y
finales de los años 1970. Como pude comprobar desde aquellos años 1960 hasta
hoy poco ha cambiado y la imaginación de los creadores de programas aún menos.
Lo que no entiendo
es por qué Televisión Española emite este tipo de formato donde el morbo se
confunde con la generosidad y no emplea el dinero público en otros programas
más culturales y más educativos. Pero ¿dónde están esos políticos o esos
sindicalistas que protestaron en su día porque el programa Tómbola se emitía en una televisión pública (Telemadrid) y se
estaba malgastando el dinero de los españoles? ¿Por qué no obligan al Ente
público a dejar de emitir estos programas basura? ¿Será que los políticos y los
sindicalistas son los únicos que han cambiado en todo este tiempo? Yo no
encuentro diferencias entre estos dos programas basura, ya que lo que destaca
en ambos es el morbo que crean, por un lado, las miserias expuestas en Entre todos, y, por otro, los cotilleos
de Tómbola.
Por todo esto, y
una vez puesta en orden mi confusión mental, decido tomar un café y ponerme
delante del teclado del ordenador para plasmar estos pensamientos en esta
columna. Buen finde, queridos.