¿La maldición de Mourinho? (1)
Por Julián Miranda Sanz
LA derrota que sufrió el Real Madrid en
el pasado derbi ante el Atlético de Madrid ha encendido todas las alarmas,
tanto en el club como en los aficionados. La posibilidad de perder otra Liga
antes de Navidades se instala en el estadio Santiago Bernabéu. Ancelotti no
acierta ni con los jugadores que deben formar el equipo ni con el sistema de
juego que debe emplear.
Un club de fútbol
no deja de ser una empresa en la que se dan patadas a un balón para
introducirlo en la portería del equipo contrario. Al igual que para construir
los mejores puentes o los edificios más espectaculares se necesitan los
ingenieros más cualificados, en un club también son necesarios no sólo los
mejores crack, sino también los
mejores peones. En esto de dirigir el club como si de una de sus empresas se
tratara, Florentino Pérez ha demostrado que lo hace bien, pues las cuentas
económicas del club así lo manifiestan. Pero en este punto es donde Florentino
debe detenerse y dejar a los técnicos deportivos, que también ha fichado él,
que realicen su trabajo y que utilicen a los jugadores que a juicio del
entrenador estén más capacitados y en forma.
No me imagino a
Florentino Pérez acudiendo a las obras que sus empresas llevan a cabo para
decir al ingeniero o al jefe de equipo cómo tienen que poner una viga y quién
la tiene que colocar. Sin embargo, sí le veo dirigiendo al entrenador del
equipo de fútbol cuando éste perfila la alineación para el próximo partido.
Siempre que el presidente del Real Madrid se ha entrometido en las tareas del
entrenador, los resultados han sido negativos como ocurrió con los técnicos Queiroz,
López Caro o Pellegrini.
Durante el tiempo que estuvo
Mourinho en el banquillo del Real Madrid, Florentino tuvo que permanecer, muy a
su pesar, quieto, y para esto Mou necesitó deshacerse del mensajero Valdano.
Con Mourinho los jugadores sabían cómo tenían que jugar. El aficionado se
divertía con las llegadas rápidas al marco contrario. Con todos estos
ingredientes más la lucha y entrega de los jugadores y sin el intrusismo de
Florentino Pérez se consiguieron una
Liga, una Copa del Rey y una Supercopa además del récord de puntos (100), de
goles (122) y el de victorias (32).
Con todo este
tejemaneje, los jugadores se acomodan y su rendimiento es el mínimo y, claro,
en el fútbol también cuenta el nervio, la lucha, el coraje, las ganas de ganar
y cuando estas cualidades las pone el equipo rival a los jugadores figuras y
millonarios no les basta su clase. Sin embargo, para esto ha venido Ancelotti,
para poner a cada uno en su sitio y exigirles en relación con lo que cobran el máximo
rendimiento, pelear cada balón, arroparse unos a otros y que en el campo se
olviden de que son unos crack y que piensen
que tienen que ganarse el puesto como si estuvieran empezando, incluido
Cristiano, por qué no, y ya no digamos Benzema, porque este jugador va siendo
un caso perdido. A Carlo Ancelotti todo esto no debe asustarle, ya que viene de
entrenar a equipos como la Juventus, el Milan, el Chelsea o el Paris
Saint-Germain. A ver si ahora le va a entrar el miedo escénico, porque si esto
ocurre apaga y vámonos. Los jugadores no deben olvidar que en el terreno de juego
todos, sin distinciones, son integrantes de la plantilla del Real Madrid y a
este club se deben; sólo hay diferencia en la nómina a la hora de cobrar.
(Continuará)