
Todo sigue igual
Por Julián Miranda Sanz
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OY se cumple un año de aquella madrugada
fatídica del 1 de noviembre de 2012 en la que murieron cinco jóvenes que
estaban celebrando la fiesta de Halloween en el recinto Madrid Arena, y en la
madrugada del 17 de diciembre de 2013 se cumplirán 30 años
del incendio de la discoteca Alcalá 20, en Madrid, donde perdieron la vida 81
personas.
Desde entonces hasta hoy nada
ha cambiado. Todo sigue igual. Al menos en la clase política y en las
instituciones judiciales y municipales, no
así en las familias y amigos de las
víctimas, donde la rabia, la indignación y la impotencia cada día que pasa se
aviva más en un crisol político aún más corrompido.
Se repiten las mismas actuaciones
de los responsables municipales. Declaraciones y minutos de silencio en los plenos
celebrados en el Ayuntamiento en memoria de las víctimas, banderas a media
asta, crespones negros para recordar la tragedia. Pamplinas, pura pantomima, señora
Ana Botella y señores concejales y componentes de la oposición. A las familias
de las víctimas y a los padres que tenemos hijos que los fines de semana salen de casa para
pasar un rato en algún lugar de ocio lo que verdaderamente nos importa son los
hechos, es la justicia, es el esclarecimiento de lo ocurrido con celeridad, la
condena de los responsables, de todos los responsables, es la seguridad en
estos locales. En estas cuestiones es en donde tienen que dedicar su tiempo y
su trabajo que para eso son empleados del Ayuntamiento, con buen sueldo y
seguro, sí, pero empleados de los madrileños.
Sin embardo, tienen tantos
embrollos, tantos asuntos que ocultar, que no atiende a lo que de verdad deben
prestar todo su interés, esfuerzo y trabajo. Pierden el tiempo en los plenos
acusándose los unos a los otros, incluso en algunos momentos con tonos vocales,
y en este aspecto señora alcaldesa debería controlar los suyos, que dicen muy
poco de su preparación, tanto política como personal.
En el caso del incendio en la
discoteca Alcalá 20 de Madrid pasaron once
años hasta que la Audiencia Nacional dictara una sentencia contra los
responsables (los cuatro propietarios del local fueron condenados a dos años de
cárcel cada uno de ellos por imprudencia temeraria mientras que el exconcejal Emilio
García Horcajo quedó absuelto y el Gobierno pagó las indemnizaciones a las
familias). Esperamos y deseamos que el caso de Madrid Arena no necesite tanto
tiempo para esclarecerse. Porque de continuar por los mismos cauces muchos ciudadanos
nos preguntaremos si verdaderamente ustedes son necesarios en una sociedad que
cada día está más desencantada con el trabajo, las actitudes y aptitudes que
ustedes desarrollan. Lo que necesitamos son menos palabrería y más compromiso y
actuaciones contundentes contra quienes pasen los límites permitidos por las
leyes.
No obstante, no basta con
esclarecer estos hechos. Hay que poner coto a todos estos señores que no
cumplen las normativas legales establecidas para estos locales de ocio. ¿Quién
me asegura que hasta el día de la tragedia de la que hoy celebramos su primer
aniversario se estaban cumpliendo todas las normativas vigentes? Yo
personalmente creo que no. Que no se cumple nada. Que los inspectores ni miran
ni van a los locales y si acuden a ellos, quizá, sea para tonar una cerveza. Que
desde aquella madrugada de Alcalá 20 en 1983 hasta la del 1 de noviembre de
2012 se han venido infringiendo las respectivas leyes y normativas y nadie se
ha preocupado para que se cumplieran. Porque si así hubiera sido, ahora no
estaríamos llorando a estas víctimas, que hace un año fallecieron por la
desidia, permisividad, complacencia, incompetencia de un conjunto de personas a
las que lo único que les importaba era el negocio.
Antes de terminar esta
columna quiero recordar a los señores concejales con la alcaldesa al frente que
vayan haciendo su lista de la compra, que se acerca el año de ir al mercado
(electoral, se entiende).