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Adiós, don Luis
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L pasado día 1 de febrero, mientras
desayunaba, me sorprendía la noticia del fallecimiento de Luis Aragonés. El
Sabio de Hortaleza nos había dejado en la madrugada del sábado, víctima de una
leucemia que le ganó el último partido de su vida.
Como ocurre en estos
casos en los que muere una persona querida y admirada, los recuerdos afloran
inmediatamente a la mente y se mezclan los pensamientos amarillentos por el
efecto de la nostalgia con los más coloridos y alegres del presente.
Mientras apuraba el
café del desayuno recordé aquellos tiempos en que comenzaba a fraguarse mi “Cosecha
del 68” y en la que Luis Aragonés fue una parte importante. Recordé aquellos
domingos de fútbol. Por la mañana tomábamos el vermú en La Moderna (hoy es una
frutería “de los chinos”) mientras repasábamos la alineación que iba a sacar el
Atleti. Cuando llegabas a la delantera, ésta se decía de carrerilla: Ufarte,
Luis, Gárate, Adelardo y Collar, y, entonces, aparecían las comparaciones con
el eterno rival. Discusión que continuaba más tarde en el estadio, del que
salíamos antes de que acabara el partido para poder llegar a tiempo al guateque,
donde nos esperaban Marina, Rosa, Encarna… y el Dúo Dinámico.
También recordé
aquella final de Copa de Europa que jugó el Atleti contra el Bayer de Múnich y
que a falta de un minuto para el final del partido empató el equipo alemán, y
todas las ilusiones de los aficionados rojiblancos por conseguir el título se
vieron truncadas en un segundo partido que se jugó, donde el Bayer Múnich ganó
por cuatro a cero. Años más tarde, Luis Aragonés diría que hoy no se le hubiera
escapado esa final. Ganando uno a cero y a falta de un minuto, decía Luis, hoy
hubiera montado una tangana y el partido se habría terminado y nosotros
hubiéramos ganado.
Otra de las cosas que
debemos recordar y agradecer a Luis es la conquista de la Eurocopa de 2008. A
mi generación, a mi “Cosecha del 68”, la historia le debía una celebración como
la que se llevó a cabo con la conquista de esta segunda copa de Europa, ya que
en la primera no tuvimos la ocasión de salir a la calle y eso que se jugó en
Madrid la final.
Luis Aragonés fue la única
persona que consiguió que miles, millones, de españoles salieran a las calles sin
que nadie les convocara con una única bandera, la española, y aclamaran a su
selección y a sus jugadores sin diferencias de equipos. Esto lo consiguió Luis
formando un solo grupo de amigos y que, además, jugaban al fútbol.
Gracias, Luis, por
tus enseñanzas, y creo que tus faltas, que todos tenemos, pasarán a esa sección
de anécdotas ocurridas durante tu vida.
Hasta siempre, amigo.
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