/ Julián Miranda Sanz
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OY 1 de julio muchos
españoles comienzan oficialmente sus vacaciones estivales. A juzgar por los
desplazamientos que ha habido con motivo de los «puentes», pensamos que este
año se producirá una gran desbandada a lo largo y ancho de toda España y
basamos esta opinión en una observación que venimos poniendo en práctica desde
hace años.
Hay dos cuestiones de puro
sentido común que nos indican que los españoles saldremos más este verano. En
primer lugar, desde que comenzó a hacer mejor tiempo, los viernes (día fuerte
en los mercados y galerías de alimentación) han pasado a ser un día de lo más
normal, donde las ventas han bajado, según nos comentan algunos propietarios de
fruterías, pescaderías, carnicerías. En segundo lugar hemos observado cómo los
fines de semana, y ya no digamos en los deseados «puentes» (por cierto, ¿el
Gobierno de turno no iba a suprimir estos días que rompían la economía
española?), los huecos para aparcar el coche aumentan de forma desproporcionada
en toda la ciudad y los barrios ofrecen un aspecto pueblerino por la falta de
personas transitando por sus calles.
La otra cuestión es más
política. Desde las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, el Gobierno, que
ya ve en el horizonte las próximas elecciones generales, ha comenzado una
campaña que a fuerza de repetir que lo peor ya ha pasado, que vamos a ganar más
con la nueva reforma fiscal, que nos olvidemos de la crisis, los despidos, los
desahucios, la falta de empleo, quiere inculcarnos que debemos salir, gastar,
comprar, vivir la vida alegremente, que no nos conformemos con una semana en
Benidorm, mejor en Nueva York o en Vietnam.
Con este mensaje machacón de
Cristóbal Montoro sobre lo bien que nos va ahora a los españoles y las promesas
de Mariano Rajoy de que a la vuelta de vacaciones puede que veamos a menos
privilegiados ante la justicia porque lo que pretende el presidente es quitar
ciertos privilegios a señores que llevan años gozando de estos bienes para
hacer ver al pueblo que se hacen reformas, no es extraño que muchos nos
lancemos como posesos a formar las caravanas a lo largo y ancho de todas las
carreteras españolas. Y es que a fuerza de repetir una idea o una palabra
acabamos por creerla.
También hoy muchos españoles
comienzan otro drama, aunque éste nos viene acompañando desde hace muchos años,
tantos como desde la época del «124». Se trata del momento de hacer la maleta. ¡La
de cosas que llevamos! Pero lo peor de todo esto no es saber qué voy a guardar
en el equipaje, sino el reclutar todos los «por si acaso» que nos acompañan en
cada viaje como si fueran un miembro más de la familia.
Por si esto de llevar ropa o
cualquier cachivache para los imprevistos no fuera suficiente para comenzar las
vacaciones con una discusión entre la pareja, nos quedan las bolsas repletas de
cosas «de última hora» que, una vez hechas las maletas, tenemos que incorporar
al resto del equipaje.
En esto de las bolsas «de
última hora» también han cambiado las tendencias. Mientras hace años estas
bolsas eran de El Corte Inglés desde hace un par de años Mercadona ha
desplazado a la empresa del triángulo. Ahora en los equipajes adicionales son
las bolsas Mercadona las que ocupan el primer lugar.
Y es que ni El Corte Inglés
ni sus bolsas son lo que eran en la época del «124».
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