En Galeradas
Sociedad
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ON la derogación de la doctrina Parot
por el Tribunal de Estrasburgo y su posterior puesta en marcha por el Gobierno
de España nos ha pasado como con los efectos secundarios de los medicamentos
que tomamos para mejorar nuestras dolencias: que nos han perjudicado.
Al igual que el
médico sabe las consecuencias negativas que produce el tratamiento que acaba de
prescribir al enfermo, así el Gobierno de Rajoy también sabía los efectos
secundarios que producirían las excarcelaciones no sólo de los presos de ETA, sino
también las de los violadores o los asesinos que están siendo puestos en
libertad.
En este tratamiento
de la doctrina Parot hay dos cuestiones que deben diferenciarse. Una, la de los
presos de ETA, que ya venía diagnosticada desde que Zapatero era presidente del
Gobierno y, por tanto, había que terminar el tratamiento, y, otra, la de los delincuentes
que están siendo puestos en libertad al tiempo que siembran una alarma social.
Al principio de todo
este asunto podía pensarse que el Gobierno iba un paso por detrás de los
acontecimientos y que el desarrollo de los mismos le sobrepasaba. Sin embargo,
con el paso de los días y las declaraciones a los medios por parte del
Ejecutivo de Rajoy, culpando incluso a los jueces de Estrasburgo por la
decisión que tomaron, creemos que no es así y nos da que pensar que la
estrategia del Gobierno es otra y, además, muy pensada y meditada.
La puesta en libertad
de los violadores, secuestradores, torturadores o asesinos creemos que se trata
de una estrategia para justificar, por un lado, la puesta en libertar de los
presos de ETA y, por otro, hacernos creer que la doctrina Parot no se derogó
sólo para beneficio de ETA. De ahí, todo el jaleo que se está montando con
Ricart, el asesino de las niñas de Alcàsser, o con el violador del ascensor, etc., aparte de las
declaraciones de algún ministro pidiendo a los jueces que estudien cada caso
para que todos estos delincuentes, odiados por la sociedad y perseguidos y
asediados por las cadenas de televisión para lograr audiencia a cambio de pagarles
alguna cantidad de dinero, reingresen nuevamente en la cárcel y acaben de
cumplir sus condenas.
Por ello, no nos
extrañaría absolutamente nada que estos jueces, que han decretado la salida de
prisión de todos estos delincuentes, ahora dijeran que en estos casos la
aplicación de la doctrina Parot no está ni justificada ni procede con estos
criminales.
Por otra parte, toda
la sociedad está cargando contra estos delincuentes asesinos, secuestradores y
violadores, pero contra quien hay que ir es contra el Gobierno que los ha
puesto en libertad para que sirvieran de cortina de humo que impidiese ver la
realidad de la puesta en libertad de los presos de ETA, y la verdad es que esta
libertad estaba bien hablada y pactada sólo faltaba un método para ponerla en
práctica y que justificara el fin. Y ese método es: que salgan todos de la
cárcel, y después ya veremos cómo metemos en prisión a los Ricart y compañía.
Mientras tanto,
algunos ministros esgrimen las frases más ocurrentes para calmar a la opinión
pública, como que la policía está vigilante con los actos que cometan estos
delincuentes. Señores ministros, la policía siempre debe estar ojo avizor, con
estos individuos y con los demás, que para eso está: para mantener el orden y
vigilar para que la sociedad pueda vivir tranquila en todo tiempo.
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