
Seguimos imaginando
Por Julián Miranda Sanz
EN los años 1960 había muchas cosas que los del
grupo Cosecha del 68 teníamos que imaginar porque la censura era la fórmula
empleada desde el Gobierno para dirigir la vida de los españoles. Todo se
basaba en la imaginación y como ejemplo hoy tenemos el recuerdo de la revista La Codorniz, donde humoristas,
dibujantes y periodistas agudizaban el ingenio y el magín para expresar todo
aquello que no podía decirse. Imaginábamos un país en democracia, de igualdad,
de bienestar. En nuestros sueños, sólo en nuestros sueños, veíamos a nuestros
deportistas alcanzar éxitos en olimpiadas o campeonatos de Europa o del Mundo.
Pensábamos que nuestros hijos podrían tener un futuro mejor. Queríamos un mundo
en el que el respeto por la vida fuera para todos. Bueno, y por imaginar hasta
en las películas teníamos que ver escenas donde no las había. Como dice mi
amigo Cámara, he olvidado toda la represión de la dictadura, pero la sexual,
ésa no; nunca la perdonaré.
Sin embargo, hay cosas que con el paso del
tiempo y de los gobiernos no cambian y tenemos que continuar echando mano de
esa imaginación para poder verlas hechas realidad en España. La prensa nos ofrece estos días dos noticias
para mentes españolas imaginativas: el pulso que están manteniendo en Estados
Unidos demócratas y republicanos sobre la reforma sanitaria, y el sueldo de
2.000 euros para todos los ciudadanos suizos, trabajen o no, que su Gobierno
quiere implantar.
¿Qué pasaría si el presidente
del Gobierno español de turno no pudiera aprobar los Presupuestos generales del
Estado porque un partido político de los que demandan más euros para sus
comunidades le negara su apoyo si no había «monis» por delante? La que se
liaría en España, ni me la imagino por mucha fantasía que le ponga. Por el
momento en Estados Unidos la Cámara de Representantes sí se ha puesto de
acuerdo para aprobar una ley que garantiza que los 800.000 empleados federales
que han tenido que dejar su puesto de trabajo pueden recibir su nómina. Este
acuerdo ha sido tomado al quinto día del conflicto que mantienen republicanos y
demócratas. Esta decisión tan rápida tampoco puedo imaginármela en España.
Por lo que respecta a los 2.000 euros de los suizos, pues eso, que no lo veo en
España. No veo que el Gobierno hiciera una propuesta así y mucho menos que los
españoles acudiéramos a las urnas para votar si estábamos de acuerdo con la
«oferta Nescafé» que sería cómo se denominaría la propuesta en España. Los
suizos irán a votar porque hacen cosas que los españoles no hacemos (bueno,
casi nunca): no defraudan, no ensucian las calles, respetan los pasos de cebra,
buscan soluciones a sus problemas, no se pierden en el tiempo con los juicios,
ofrecen una educación escolar. Imagino que los españoles en lugar de hacer cola
ante las urnas la haríamos ante las puertas de los bancos para cobrar cuanto
antes, aunque seguiríamos pensando que el Gobierno se había quedado un «pelín»
corto en su propuesta e, incluso, se convocaría alguna manifestación de
protesta por no incluir las pagas extraordinarias.
En fin, hay cosas a las que
los españoles de 2013 seguimos echándole imaginación, tanta o más que los
españoles de 1960.
También nos llega la noticia
de la tragedia del naufragio ocurrido en Lampedusa. Otro acto de imaginación.
Continuamos sin dar valor a la vida de emigrantes que tienen que estar muy
desesperados en su país para afrontar toda clase de peligros hasta llegar a una
tierra donde poder comenzar una vida más humana. Lampedusa culpa de lo ocurrido
a Italia y ésta a la Unión Europea y así, como dice el bolero, vamos pasando el
tiempo. Una tragedia como ésta no es la primera vez que ocurre y si no se
remedia tampoco será la última. Las soluciones hay que buscarlas ahora cuando
todavía está reciente esta tragedia. Ahora hay que ponerse a cambiar antiguas
legislaciones y establecer otras nuevas con las que todos los gobiernos
debieran comprometerse para elaborar un mundo más humano.