EL día D (de «derbi») y el día E (de «elecciones») ya están
aquí y no hay quién los pare. Anoche, los candidatos europeos echaban el cierre
a una campaña electoral que ha estado eclipsada por el acontecimiento deportivo
más importante que puede darse entre clubs en Europa.
Tanto las elecciones al Parlamento
europeo como la final de la Champions League han recorrido caminos muy
parecidos. Los partidos políticos comenzaron preparando la campaña con la
designación de sus candidatos, aunque el Partido Popular esperó hasta los
últimos instantes para hacer oficial su representante como cualquier club
deportivo espera hasta el último momento para anunciar si su crack puede disputar el partido; es
decir, igual que están haciendo Real Madrid y Atlético de Madrid con sus
jugadores estelares.
La campaña electoral se desarrollaba
con la monotonía a la que los candidatos nos tienen acostumbrados en estas
ocasiones hasta que salió a la palestra Miguel Arias Cañete con las palabras
que ofendieron a Elena Valenciano y a las féminas, y, sin quererlo, el
candidato popular puso un poco de pimienta en todos los actos electorales que a
partir de ese momento llegarían; de igual manera pasaba en el mundo del fútbol
hasta que se lesionó Diego Costa y entonces los rumores, las creencias en la
medicina tradicional o de cualquier otra clase comenzaron a activar las dudas
sobre la recuperación del jugador rojiblanco.
Sin embargo, ambos acontecimientos han
tenido un fervor popular muy distinto. Mientras Elena Valenciano y el Partido
Socialista Obrero Español se han volcado en la defensa de los derechos de la
mujer, y Miguel Arias Cañete y el Partido Popular se aferraban una vez más a la
crisis a la que nos llevó Rodríguez Zapatero, los entrenadores y jugadores de
los dos equipos que jugarán la final europea necesitaban muy poco para
entusiasmar a sus seguidores y hacer que Madrid durante unos días fuera la
capital más importante de Europa.
El que dos equipos de fútbol desaten
tanta pasión y entusiasmo entre un pueblo no nos extraña nada y más después de
oír a Rubalcaba en uno de esos mítines que cerraron anoche la campaña del
Partido Socialista. El único argumento que esgrimía el secretario general del
partido era que había que votar al Partido Socialista Obrero Español para que
no ganara Mariano Rajoy, Paupérrimo argumento el que nos ofrecía Pérez Rubalcaba.
En fin, unos candidatos al Parlamento europeo
que serán recordados más por comer yogures caducados y darse duchas frías, uno,
y por el fervoroso feminismo de Elena Valenciano como si la izquierda española
sólo estuviera integrada por mujeres, también hay hombres en España que forman
esa izquierda y a los que la candidata socialista no debe olvidar.
Lo único que va a diferenciar a estas
elecciones europeas del derbi que se jugará esta noche en Lisboa es que
mientras en la final de la Champions sólo un equipo será el ganador de la noche
deportiva europea, en el final del escrutinio del domingo los ganadores serán
todos los candidatos, consigan muchos o pocos votos. Todavía no sabemos cómo lo
hacen, pero siempre ganan todos. Quizá sea por esto por lo que no levanten tanta
pasión como el deporte donde sí hay vencedores y vencidos.