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UANDO
el Real Madrid hizo oficial el fichaje de Gareth Bale y supimos que había
pagado cien millones de euros por su traspaso, pensamos que podía ser un
disparate mayúsculo pagar tal cantidad de millones por un jugador de fútbol. No
obstante, tanto en el mundo del fútbol como en el empresarial los resultados
sobre la contratación de una determinada persona se miden en función de los
rendimientos y beneficios que puedan alcanzarse con la firma del contrato.
Asimismo, si queremos que una empresa logre éxitos
empresariales y obtenga beneficios económicos, contrataremos a los mejores
consejeros, directivos o empleados para que logren estos objetivos. Este mismo criterio
puede aplicarse en un equipo de fútbol cuando se estime que hay que fichar a un
jugador para que con su aportación deportiva contribuya a la consecución de
títulos para el equipo.
Por ello, pensamos que todo lo que ahora se
dice de Bale, tras la espectacular jugada que supuso el gol de la victoria
sobre el Barcelona y que sirvió para que el Real Madrid ganara la Copa del Rey,
también es desmesurado, ya que el club blanco fichó y pagó lo que pagó a Bale
para que hiciera lo que hizo en Mestalla. Para nosotros, Bale simplemente
cumplió con su deber. No debemos convertir una obligación por parte del jugador
en una virtud de éste.
Gareth Bale tendrá que realizar muchas más
jugadas como la de la final de la Copa del Rey para demostrar que es una pieza
importante y rentable en el engranaje del Real Madrid. De lo contrario, el
coste de su fichaje será excesivo, pues tal cantidad de dinero no se puede invertir
para lograr sólo un título.
Mucho se está hablando y escribiendo sobre la
carrera que Bale realizó para lograr el gol que daba la victoria a su equipo.
Parece que el galés es el único capaz de realizar semejante acción. Que esta
impresión la manifiesten los jóvenes nos parece normal.
Lo que no podemos entender es cómo personas que ya
tienen cierta edad o profesionales del periodismo pueden subir a los altares a Gareth
Bale por una sola jugada cuando, sin tener que ir más lejos, en el mismo Real Madrid
jugó Francisco Gento —también lucía en su camiseta el número 11— que realizaba
la jugada de marras varias veces durante un partido. Su fichaje fue muy
rentable para el Real Madrid y sus carreras por la banda un deleite para los
aficionados. El tiempo nos dirá si Gareth Bale es digno acreedor de llevar ese
«11» que durante dieciocho años lució Gento en el Real Madrid.
Si para estas personas desmemoriadas no basta
con el ejemplo de Gento, podemos nombrarles otros jugadores que también hacían jugadas
como las de Bale. La lista podría ser extensa, pero citaremos sólo a los
Gaínza, Collar, Czibor,
Garrincha, Canario o Best, entre otros.