La columna de un exlinotipista
/ Julián Miranda Sanz
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ESDE que a primeros de junio Mariano Rajoy anunció la abdicación de Juan
Carlos I, nos han entrado unas prisas para hacer todo que no llegamos a
comprender el porqué de estas urgencias para resolver ciertos asuntos.
La propia abdicación de don Juan Carlos abrió
la carrera que hemos emprendido para finiquitar otros asuntos. Todavía no
sabemos las verdaderas causas que impulsaron a Juan Carlos I a presentar su
abdicación de forma tan repentina. Al menos para parte de los ciudadanos
españoles que se mueven por debajo de la línea de flotación de la clase
política. Pero ya nos iremos enterando
Continuamos con las urgencias para aforar a la
familia real. Aquí más que prisas subyacen unos deseos de los propios diputados,
presidentes de comunidades y demás especímenes políticos (que ya gozan de estos
privilegios y que algunos se toman como aquel derecho de pernada que tenían los
señores feudales) que no quieren otorgar a una persona que ha hecho por España
más de lo que puedan hacer todos ellos a lo largo de sus legislaturas. ¿No se
acuerdan sus señorías cuando Juan Carlos I les salvó la retaguardia la noche
del 23-F? Si a los diputados que cometen ciertos deslices no se les puede
juzgar como a cualquier hijo de vecino por el hecho de estar aforados, por
cuatro personas más no creemos que pase nada. Otra solución podría ser que sus
señorías renunciaran a estos privilegios. Pero entonces ardería Troya.
La carrera la continúan los nuevos Reyes de
España con sus visitas a Cataluña (como un gesto de ayuda a la causa independentista
de Artur Mas) y al Vaticano (aquí dudamos entre si los Reyes de España pedirán
al Santo Padre intercesión divina o consejo en cómo llevar a cabo esos gestos
populares que el papa Francisco maneja con tanto oficio o, quizá, ambas cosas.
Por pedir que no quede).
También a este maratón de urgencias se apuntan
los socialistas con la elección de su secretario general. Aquí, en este equipo
socialista, las cosas las vemos mucho más claras. Todo está orquestado y bien
orquestado para que el ganador de las elecciones sea el candidato Pedro
Sánchez.
Esta elección de Pedro Sánchez está escrita desde que José Antonio Griñán y Manuel Chaves dejaron la Junta de Andalucía por los supuestos eres falsos porque la juez Alaya estaba ya muy cerca de ellos; desde que Susana Díaz, como persona de confianza del Partido Socialista es puesta en la presidencia de la Junta de Andalucía para que controle los desmanes andaluces en los eres fraudulentos y acalle ciertas voces que incomodan a los socialistas; desde la propia renuncia de Susana Díaz a presentarse como candidata al puesto que deja Alfredo Rubalcaba (éste es el único que, junto con Vicente del Bosque, no ha tenido prisa por dejar su cargo; veremos cuándo lo deja Del Bosque), pero imponiendo a Pedro Sánchez no ya como candidato, sino como el nuevo secretario general del Partido Socialista Obrero Español, ya que Pedro Sánchez será muy útil en Andalucía, puesto que la juez Alaya continúa enredando en el espinoso asunto de los eres. Todo este guión nos recuerda la película Cadena de favores. Pero aún hay más
Esta elección de Pedro Sánchez está escrita desde que José Antonio Griñán y Manuel Chaves dejaron la Junta de Andalucía por los supuestos eres falsos porque la juez Alaya estaba ya muy cerca de ellos; desde que Susana Díaz, como persona de confianza del Partido Socialista es puesta en la presidencia de la Junta de Andalucía para que controle los desmanes andaluces en los eres fraudulentos y acalle ciertas voces que incomodan a los socialistas; desde la propia renuncia de Susana Díaz a presentarse como candidata al puesto que deja Alfredo Rubalcaba (éste es el único que, junto con Vicente del Bosque, no ha tenido prisa por dejar su cargo; veremos cuándo lo deja Del Bosque), pero imponiendo a Pedro Sánchez no ya como candidato, sino como el nuevo secretario general del Partido Socialista Obrero Español, ya que Pedro Sánchez será muy útil en Andalucía, puesto que la juez Alaya continúa enredando en el espinoso asunto de los eres. Todo este guión nos recuerda la película Cadena de favores. Pero aún hay más
Los candidatos, Eduardo Madina o José Antonio
Pérez Tapias, que se presentan a la elección de secretario general de los
socialistas son meros actores secundarios sin los cuales todo este montaje no
hubiera sido posible que se llevara a cabo.
Por último, aparece en la carrera el señor
Montoro con sus urgencias para hacer su reforma fiscal como presentación de una
campaña electoral a dos años vista. Pero el papel de este corredor lo explicaremos
en otra columna.