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IVIMOS
en una sociedad en la que se tiende a poner etiquetas a todo. Etiquetamos a
todo lo que tenemos a nuestro alrededor y si es una persona no dudamos en
adjudicarle el calificativo de «raro» si no encaja en esos patrones que la
sociedad establece según qué épocas.
Los patrones sociales que una población
establece varían con el paso del tiempo como esas listas que establecemos para determinar
la importancia que tienen en nuestra vida determinados valores.
Teniendo esto en cuenta, podemos considerarnos
en el grupo de los «raros», pues nuestras preferencias y gustos se apartan de
esos patrones sociales que están bien vistos. Y nos apartamos de esta sociedad
porque no tenemos Twitter, ni Facebook,
ni WhatsApp, ni frecuentamos gimnasios, ni queremos viajes del Imserso, ni queremos
ir de crucero, ni «whatseamos» durante la comida, ni nos apuntamos a cursos
impartidos por nuestro Ayuntamiento o Comunidad, o porque escuchamos música de
una época ya pasada, entre otras cosas.
Sin embargo,
nosotros, los «raros», tenemos un teléfono fijo, como el de Gila, que nos sirve
para comunicarnos con nuestros semejantes, para expresar ampliamente y sin
límite de caracteres nuestras ideas. Empleamos las redes de la comunicación a
través de la conversación sosegada mientras disfrutamos de un paseo en compañía
de otra persona, también «rarita». Disfrutamos de una sobremesa cambiando
impresiones y viendo las reacciones emocionales de nuestros contertulios.
Hacemos ejercicio subiendo y bajando escaleras, que siempre es más económico.
Cambiamos el agobio y las carreras que nos produce el viaje en un crucero por
la tranquilidad y la paz que nos ofrece el parque del Retiro.
Somos «raros» porque
buscamos la tranquilidad a través de métodos sencillos como pueden ser el
retiro o la música, pero la música que nos tranquiliza a nosotros no a los
demás, y desechamos otras disciplinas como el yoga, el taichí o el chikung.
Al principio de este
artículo hablábamos de las listas que elaboramos durante nuestra vida, pues
bien, a continuación os ofrecemos una relación de diez canciones que venimos
empleando para los momentos de retiro y para alentar nuestro ego emocional. De
todas estas canciones existen diferentes versiones, pero hemos puesto las que
más nos gustan.
Nuestras diez
canciones de autoestima son las siguientes (el orden no representa ninguna
preferencia, todas son número uno):
- I Will Survive (Gloria Gaynor).
- Vivir lo nuestro (India y Marc Anthony).
- Resistiré (Dúo Dimámico).
- Brindaremos por ti (Massiel).
- Champagne (Peppino Di Capri).
- La copa rota (Andrés Calamaro).
- La última copa (Los Panchos).
- La bohemia (Charles Aznavour).
- Si nos dejan (Tamara).
- Delilah (Tom Jones).
Esperamos
que también disfrutéis de ellas. Por nuestra parte, nos vamos a escucharlas
ahora mismo.